¿Es posible un Chernobyl en Argentina?

El 26 de abril de 1986 en la central nuclear soviética de Chernobyl ocurrió uno de los peores accidentes de la historia de la industria nuclear.

Viernes 15 septiembre 2023

El accidente nuclear tuvo lugar en la unidad 4 de la central nuclear de Chernobyl, como consecuencia de una explosión de vapor en el núcleo del reactor. Los responsables de la central no siguieron las medidas de seguridad y el combustible de uranio del reactor sufrió daños. Este tipo de centrales no incluían lo que se conoce como “contención”, una estructura estanca diseñada para confinar el material radiactivo en todos los estados de la instalación, incluyendo situaciones accidentales, por lo que la explosión provocó la dispersión de elementos radiactivos, (plutonio, yodo, estroncio, cesio, etc.), que contaminaron un área de 142.000 km2. Además, bloques de grafito (material utilizado como moderador) se incendiaron a alta temperatura cuando el aire ingresó al núcleo del reactor, lo que generó la emisión de material radiactivo al ambiente.

Según el análisis realizado por organismos internacionales, el evento sucedió por una acumulación de errores humanos (ya sea por desconocimiento o por negligencia), y en parte también por una deficiente cultura de la seguridad, entre otras causas.

Luego del incidente, la industria nuclear mundial comenzó una transformación radical para garantizar la operación segura de las centrales nucleares. Para este fin se creó la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO, por sus siglas en inglés), con el objetivo de promover la cooperación, el intercambio de experiencias y la excelencia profesional en materia de seguridad nuclear y radiológica.

A continuación, te contamos porque no puede suceder un accidente de estas características en nuestro país.

1) El diseño de nuestras centrales

Las tres centrales nucleares argentinas fueron concebidas de manera muy diferente al modelo de reactores RBMK, desarrollado por la Unión Soviética.

Tanto Atucha I-II como Embalse utilizan uranio natural/levemente enriquecido como combustible y son moderados/refrigerados con agua pesada. En cambio, los reactores como los de Chernobyl eran moderados con grafito, material cuyas características lo hacen altamente combustible.

Por otro lado, teniendo en cuenta el concepto de defensa en profundidad, nuestras centrales tienen estructuras de contención capaces de soportar presión en situaciones accidentales. Atucha I y Atucha II tienen contenciones esféricas estancas de acero, y una estructura de hormigón externa para proteger su integridad.

Entre la esfera de acero y la estructura de hormigón hay un espacio anular. En caso de ser necesario, el aire contenido allí es recirculado y filtrado, a fin de evitar/reducir emisiones al ambiente.

En el caso de Embalse, a diferencia de Atucha I-II, presenta una contención cilíndrica. Además, posee un sistema de rociado de agua llamado dousing, instalado en la parte superior de la contención, cuyo fin es reducir la presión, en caso de accidente, para evitar el daño de dicha estructura. También, para alcanzar este objetivo, Embalse cuenta con refrigeradores de aire distribuidos dentro de la contención.

La central de Chernobyl no contaba con una estructura de contención, por lo que, al no disponer de esta barrera física, se produjo una importante emisión radiactiva al ambiente.

2) Nuestra cultura de la seguridad

Las centrales nucleares argentinas cumplen con las normas establecidas por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y los estándares de seguridad establecidos por organismos internacionales, y son constantemente auditadas.

La industria nuclear es un sector colaborativo, que comparte información sobre sus experiencias operativas e intercambia sus mejores prácticas con el fin de ser una industria más segura.

Atucha I, II y Embalse han actualizado sus estándares de seguridad y de operación en base a las lecciones aprendidas a lo largo de los años.

3) Las redundancias seguras

Ante la falta de suministro de energía eléctrica externa en las plantas, hay sistemas de generación de emergencia. Atucha I tiene tres generadores diésel mientras que Atucha II y Embalse cuatro. A su vez, los sistemas de seguridad cuentan con redundancias, lo cual confiere mayor confiabilidad y robustez.

4) El entrenamiento de nuestra gente

Todo el personal de las centrales cuyo desempeño implica tomar decisiones que podrían incidir sobre la seguridad de la instalación, requieren de una licencia individual y autorización específica otorgada por la ARN, para lo cual reciben entrenamiento exhaustivo y periódico. Estos permisos deben ser revalidados cada 24 meses. De lo contrario, no pueden continuar desempeñando sus funciones.

Para el caso de los operadores de sala de control, parte de este entrenamiento implica cumplir con capacitaciones en simuladores (réplicas exactas de la sala de control). Allí, se entrenan tanto para la operación normal del reactor como para situaciones accidentales, en tiempo real.

5) Los simulacros y la difusión al público externo

El plan de emergencia en las centrales argentinas tuvo su origen a mediados de la década del 70’. En este contexto, se vienen desarrollando ejercicios internos de emergencias y capacitaciones. Por otra parte, se realizan simulacros externos que involucran a la población cercana a las plantas, a las fuerzas de seguridad, la Gendarmería Nacional, el municipio y las fuerzas vivas para practicar medidas de protección y situaciones de evacuación.

Todos los años, Nucleoeléctrica brinda charlas a la comunidad del área de influencia de las centrales, para informar acerca de la actividad que se realiza en las plantas y para capacitar a la población ante una situación de emergencia.

6) El contexto mundial actual de la industria nuclear

Instituciones como el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la World Association of Nuclear Operators (WANO), Candu Owner Group (COG), entre otros, promueven la excelencia en la operación segura de las centrales e instalaciones nucleares.

Las centrales nucleares del mundo reciben controles, auditorías e intercambio de mejores prácticas por parte de otras plantas, a través de organismos internacionales.

En Argentina tenemos una historia de casi 50 años de operación segura y eficiente en centrales nucleares de potencia.

Esto es posible gracias a las mejoras continuas en materia de seguridad y al intercambio de información con otras plantas, con el objetivo de generar energía limpia y segura para el ambiente y, al mismo tiempo, contribuir a la lucha contra el cambio climático.